domingo, 20 de abril de 2008

Para aburrirme prefiero morir

El Aguante

En este caso, intentare probablemente sin suerte desentrañar la mirada menos brillante del rock argentino, que fue cuando a partir de la creación de algunos mitos y su variante demagógica comenzaron a dejar que el publico, el que paga la entrada, comience a tener mayor preponderancia en los espectáculos artísticos del rock. Detecto allí el germen del aguante. Resulta imposible encontrar el momento histórico exacto en que el público comienza a interpretar que su rol puede ser mayor si desde el escenario se lo permite. Seguramente terminara siendo una conducta innata desde que vinieron los primeros grandes grupos de rock, donde inentendiblemente se convertían en enormes batallas campales muy lejos de la realización de estos bonitos festivales cerveceros llenos de VIP y crema de enjuague.
A ver, en el caso Bulacio comienza a ser evidente la existencia de grupos marginales, que se pronuncian en contra del poder, apoyados en las líricas misteriosas de un hombre con resabios de militancia en la ciudad de La Plata y su enfrentamiento con las fuerzas del orden y supuestamente el status quo. No hace falta ser brillante para determinar que la cana es y debe ser un enemigo del rock, justamente por lo que representa: El control para frenar el caos y la excitación con métodos violentos, en el mismo modo que el accionar del estado ausente hacia miles de jóvenes sin ninguna perspectiva mas, que llegar con 20 pesos al sábado para ver a Patricio Rey o a algunas de las divisiones de Sumo, que si representó marginalidad y art rock al mismo tiempo, apoyados en la sombría visión de Luca Prodan con sus relecturas del reggae y Joy Division.
Al repasar las frases celebres de Prodan, diciendo que Cerati “no puede tocar nada con corazón” por ejemplo, empiezan por delimitar que rock es el “genuino” y cual no lo es, Virus y Soda Stereo a la cabeza. El separatismo comenzó por los músicos, y nadie salio a admitirlo. Pasaron 25 años para que Mollo y Cerati compartieran escenario cantando una canción del disco Ahí Vamos, para sepultar años de separatismo idiota e ideas totalmente anticuadas. Pero al fin llego y eso es importante también.
En fin, que es el aguante? Defino al aguante como el síntoma más adolescente, de sufrir opresión por parte del resto de los mortales. El aguante es la respuesta a la debilidad, a la no identificación. La manera de mantener esta relación parasitaria es apropiándose del arengue de una banda, en caso del rock. El aguante va a todos lados, “aunque ganes o pierdas” (vaya uno a saber que puede perder una muestra artística, al medirse en resultados).
El terrorismo de estado cultural del menemato encontró en la cultura del aguante, el exponente más básico y primitivo: La utilización de los sentimientos de partencia de los jóvenes y la incapacidad de reproducir los valores de una obra más allá del estrictamente visible. En este hábitat se desarrolla el aguante.
En este momento, observo y analizo este curioso fenómeno a partir de las tres posiciones que me competen: Músico, Periodista y espectador.
Desde mi visión del asunto como artesano/artista y viendo a otros músicos cercanos hablar sobre este tema en sus propios show, se supone que lo que se aprecia es el “sentimiento desinteresado” de un puñado de chicos de sentir una banda como propia. Sin embargo, al haber visto el proceso de aguante y su contagio, el propio músico termina descubriendo una cruel verdad que algunos aceptan mansamente y otros deciden cortar abruptamente: Al hablarse de que “Cada show es una fiesta”, “La gente es la mas seguidora”, “La misa ricotera, pordiosera, y blablabla”, es obvio que la gente esta mas interesada en los aspectos de pasividad (o no) de la banda que por buscar algún mensaje entre líneas que el artista este brindando, por eso el hecho de que muchos de estos chicos/as están todo el show de espaldas al escenario, para controlar que el aguante este garantizado. De este modo se revierte el sentido artístico y la falta de la pata interpretativa para concluir la obra.
Como periodista, sobre todo de rock, el análisis va un poco mas allá de la mera distinción entre demagogia y agradecimiento para centrarse en un hecho clave: Esas obras que son el motivo principal del engendramiento del aguante, ¿tienen un mensaje que permita la interpretación por parte del espectador? La falta de vuelo creativo tanto en la sonoridad como en lo lírico, la excesiva linealidad del mensaje grupal, la escasez de originalidad e innovación, provocan que la gente busque algo mas profundo, tal vez, debajo del escenario entre gente que también es igual entre si y comparten ese sentimiento.
Como espectador uno puede sentirse asombrado por la devoción permanente e incondicional de muchos chicos. Pero la mayoría que miremos el asunto del aguante desde la visión de espectador que paga una entrada y recibe por medio de eso, una interpretación de una obra personal o ajena, nos quedamos en medio de esa situación de no saber si termina siendo algo positivo, o si simplemente es otro modo de disfrutar un show de rock.

“La música no tiene mensaje para dar. Y sin embargo te lo da”
Babasonicos