El exorcismo de sentimientos siempre vuelve. Tarda en llegar, pero aparece en el momento indicado. Y en esta noche, empiezo a reconocer mi umbral de dolor y esto mismo empieza a fascinarme.
Mientras más lo pienso, más me hundo en mi propio tormento. Esta vez voy a negarlo, a darle la espalda, contar hasta cien y dejar que salga por la puerta de adelante. Pero todavía la escucho. En el silencio, mientras deseo dormir y espero las revelaciones que jamás han de aparecer, esta presente. De algún modo me inquieta, siempre lo logra.
Esta noche se va para siempre, no me azotará más cuando no la necesite, ni golpeará mi pecho cuando este decidiendo mi suerte.
Desde mi altillo la veo irse, me abandona al fin justo cuando comienza lentamente el amanecer... Tal vez me quedé callado unas horas más...